
Antes de darle un enfoque más o menos serio al grave problema de la obesidad en Estados Unidos y sus consecuencias en el futuro de su sociedad de bienestar, pasemos a definir el término. Según la RAE, obesidad es: la cualidad de obeso. Y, por ende, define obeso como: dicho de una persona: Excesivamente gorda. Fuera del pragmatismo de nuestra querida Real Academia, nos encontramos con definiciones que ayudarán, de mejor modo, a situar este término.
La Organización Mundial de la Salud define la obesidad como la acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud y además nos aporta los siguientes datos de interés:
- Desde 1980, la obesidad se ha más que duplicado en todo el mundo.
- En 2014, más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 600 millones eran obesos.
- En 2014, el 39% de las personas adultas de 18 o más años tenían sobrepeso, y el 13% eran obesas.
- La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal.
- En 2014, 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos.
- La obesidad puede prevenirse.
No nos engañemos, la obesidad es una enfermedad en sí misma, pero también está asociada con la aparición de otras enfermedades crónicas de estos tiempos, como las cardiopatías, diabetes de tipo 2, ciertos tipos de cáncer, alteraciones respiratorias y artrosis. Además es directamente responsable del 60% de la mortalidad mundial.
Todo un logro de la sociedad moderna esto de la industrialización y el consumismo, sin duda alguna (léase con ironía).
Ahora situemos geográficamente este artículo. Hablamos de Estados Unidos de América, una nación que posee una población de más de 324 millones de personas, repartidas en un territorio de 9,83 millones de km2, que se divididen en 50 Estados y 1 Distrito Federal. Esta GRAN nación es la mayor potencia mundial en cientos de campos de diversa consideración e importancia:
- Es la primera potencia mundial en tecnología, armamento, economía, etc.
- Es, según el FMI, la segunda potencia mundial en PIB (Producto Interior Bruto), solo superada por China
- Es una de las sociedades más avanzadas del planeta y con mejor índice de bienestar poblacional
- Ocupa 6 de los 10 primeros puestos del ranking de mejores universidades del mundo
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce en los EEUU, ya que se encuentra a la cola de muchos otros campos destacables:
- Es uno de los sistemas sanitarios menos eficientes y más caros para la población
- Tiene uno de los peores registros en abuso infantil del mundo
- Posee la mayor población carcelaria del planeta
- Tiene uno de los sistemas universitarios más caros que existen (con una media de endeudamiento de los estudiantes de 15 años)
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EEUU, UNA NACIÓN QUE SE DIRIJE AL SUICIDIO A MORDISCOS
Ahora que ya nos hemos situado en el espacio y el fondo de este artículo, pasemos a dar datos concretos sobre la obesidad en el país de las barras y las estrellas:

Según cuentan los últimos estudios, en EEUU una de cada cinco personas, un enorme 20%, sufren de obesidad en el país.
Los estados con más obesidad son Luisiana, Alabama y Mississippi con más del 30% de la población con obesidad. En oposición nos encontramos a Colorado es el que menos obesidad tiene, si bien no aportan un dato concreto (¿será porque está muy cerca de ese estupendo 20% antes mencionado?)
Por índice poblacional, los datos asustan todavía más: la friolera del 37% de los niños y adolescentes estadounidenses son obesos, nada en comparación con los adultos, que nos regalan un 60% de obesidad y sobrepeso para las estadísticas.
¿Y por renta per capita? <<Nada nuevo en el horizonte Charlie!>>, y es que como es de suponer, a menor nivel de recursos, mayor porcentaje de obesidad.Pero… ¿acaso estos alucinantes datos son culpa de una alimentación más que deficiente desde la más tierna infancia de “yankees y rednecks”?
Por supuesto que no, al menos no “toda la culpa” es de la alimentación, aunque grasas trans y saturadas, azúcares, conservantes, colorantes y demás -antes se llevan casi todo el mérito, el trabajo lo completa la más que deplorable actitud sedentarista y el modo de vida urbano predominante en la sociedad estadounidense.
Pero… ¿con hacer ejercicio y mejorar la dieta esto está solucionado, no?
Eso creían la OMS y el Ministerio de Sanidad y Consumo, que desarrollaron el Plan NAOS para mejorar los hábitos alimentarios de la población y, de paso, impulsar la práctica regular de actividad física de todos los ciudadanos, poniendo especial hincapié en la infancia…

Pero, siempre hay un pero, la OMS y el Ministerio de Sanidad y Consumo no contaban con que los miles de millones que gana al año el Lobby de la Industria Alimentaria en EEUU, harían que estos desalmados productores hicieran lo indecible para conseguir que sus bienamados “consumidores y compatriotas” siguieran tragándose cada gramo de grasa y azúcar que sus fábricas pueden producir a la hora.
Y es que, si bien sobre el papel este lobby alimentario se comprometió a apoyar e impulsar este plan NAOS, por la espalda y a traición aumentaron el gasto, desproporcionadamente, en publicitar sus productos en todos los MassMedia y RRSS. Mientras les aseguraban haber reducido las cantidades nocivas de sal, grasas y azúcar, la realidad era que los niveles habían bajado… más bien, poco.
Pero ahora todos tenían lo que querían: por un lado, el gobierno estadounidense obtuvo una excusa para asegurar a sus ciudadanos que se habían llevado a cabo las medidas pertinentes para acabar con la obesidad (y los ciudadanos de EEUU vitorearon y dispararon sus rifles, mientras se bebían sus Cocacolas de 5 litros “bajas en azúcar”), la OMS podía sacar pecho, y dinero para seguir con “sus cosas”, haciendo ver a otros paisuchos más pequeños, y reticentes, que habían logrado “presionar” a la mayor superpotencia mundial para que tomara cartas en el asunto (y la población mundial suspiró aliviada, sabiéndose protegida y cuidada por tan ilustre organización) y el Lobby Alimentario podía seguir produciendo sus “delicias, ahora bajas en grasas” (y los bancos de todo el mundo lo celebraron subiendo las tasas de interés, por si acaso).
En definitiva, tenemos a la mayor potencia mundial subyugada y condenada a la obesidad mórbida por culpa de intereses propios y ajenos, donde el ciudadano estadounidense de a pie no es más que un consumidor, un número más en la planificación de los lobbies y cuyo nuevo gobierno federal se ha pegado un tiro en el pie, por meros intereses políticos, llevándose por delante el Obama Care y sus políticas intensivas y específicas contra esta enfermedad.
BIBLIOGRAFÍA
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Iria Koecklin Sánchez